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Beneficios de Jugar

  • Foto del escritor: ana cristina Pimentel
    ana cristina Pimentel
  • 18 oct 2014
  • 3 Min. de lectura

En una sociedad en la que los niños se hacen “adultos” cada vez más pronto y abandonan eljuego infantil, todos los expertos señalan la importancia de evitar el abandono prematuro del juego por sus ventajas para el desarrollo físico, mental y social

Abandono prematuro del juego con juguetes


Los miembros del Observatorio del Juego Infantil (OJI) ponen de relieve que la mayoría de niños de 9 años abandona el juego y que la población infantil dedica menos del 20% de su tiempo a jugar.


En el estudio “Juego y Familia”, Petra Mª Pérez Alonso-Geta, Catedrática de la Universidad de Valencia y miembro del OJI, pone de manifiesto que “la cantidad de juego de los niños en España es claramente insuficiente, cada vez empiezan a jugar más temprano (entre los 3 y 5 años) con dispositivos electrónicos y más de un tercio juega solo”. Y considera que el descenso de oportunidades de juego entre iguales impide que los niños desarrollen competencias esenciales para su futuro como adultos.


“Los niños necesitan jugar con otros niños para su desarrollo integral y no sólo para divertirse como manifiestan los padres (78,7%) porque el juego socializado es el que permite mayor desarrollo de sus competencias emocionales y sociales” explica Petra Mª Pérez Alonso-Geta. El bajo índice de juego infantil en España se debe al estilo de vida de las familias españolas influida por el avance de la cultura urbana, con hijos únicos o de edades distantes, que supeditan el juego a las actividades extraescolares y en cuyo entorno se han reducido tanto los espacios de juego como los amigos y vecinos de la misma edad para jugar.


Asimismo, los resultados del estudio Juegorama 2011, del pasado noviembre, también indican que los niños españoles dedican sólo el 20% de su tiempo a la alimentación, a las actividades extraescolares, a ver la televisión y al juego, entre otros; mientras que el 50% del tiempo duermen y el 30% están en la escuela. Por su parte, el estudio “La marca en el sector del juguete” realizado por la consultora PAC Research & Education, revela que el juguete es el rey entre los niños hasta los 7 años. A partir de esta edad, se reduce su presencia a favor de la electrónica (53%) y el juego físico con los deportes (25%), y se produce un abandono prematuro del juego con juguetes a los 9 años.


En cuanto a juguetes, los más usados por los niños españoles son los juegos de mesa y sociedad, bicicletas y puzles, y rompecabezas. Por sexo, puntúan más las niñas en peluches, muñecas bebé y muñecas maniquí. Los chicos, en los juegos electrónicos.

El juego es un derecho universal de los niños, y está en nuestras manos reconocerlo y garantizarlo. Por eso, España lanzó el Plan Nacional de la Infancia y la Juventud (2006-2009), que la ONU valoró positivamente pero consideró insuficiente. Ahora, ha impulsado un nuevo plan para que escuelas y familia amplíen sus espacios, tiempos y recursos dedicados al juego.


La importancia de jugar

Imma Marín, miembro del OJI y Presidenta de IPA España, señala que “jugar es un derecho, fundamentalmente porque la vida infantil no puede concebirse sin juego. Es una de las fuentes más importantes de progreso y aprendizaje a lo largo de toda la vida, y de una manera especial, en la infancia”. Y, añade que “es un impulso primario y gratuito que nos empuja a descubrir, explorar, dominar y amar el mundo que nos rodea, posibilitando un sano y armonioso crecimiento del cuerpo, la inteligencia, la afectividad, la creatividad y la sociabilidad”.


Además, Marín destaca que “a través de la acción, los niños y niñas exteriorizan sus miedos, angustias y preocupaciones más íntimas. Esto les permite elaborar sus emociones y sentimientos, recreándolas a través de muñecos, animales, monstruos, disfraces… Así inventan historias, ensayan nuevos finales a situaciones penosas, se ponen en la piel de otros o repiten hasta la saciedad situaciones placenteras”.


Otra ventaja del juego tradicional, sobre todo al aire libre, es que ayuda a disminuir los problemas de peso, tan frecuentes entre nuestra población infantil. Por eso, es necesario recuperar algunos juegos tradicionales que promueven la actividad física de una forma divertida y que minimizan el sedentarismo de los pequeños. Las canicas, la peonza, las chapas, el pilla-pilla, el escondite, entre otros juegos de siempre, son propuestas que invitan a salir a la calle con el buen tiempo, y que además educan físicamente. El niño, sin ser consciente de ello, corre, salta o camina, es decir, se mantiene activo.

 
 
 

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